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Entrañas

Suceden cosas extrañas en el taller. La brocha de la buena suerte que desaparece, un bote de aceite que cae dejando una bella mancha, el soldadito de plomo olvidado que resuelve una pieza. En este caso fue un acto desesperado: el cuadro que llevaba trabajando y re-trabajando por semanas volvió a llegar a un punto muerto. Mi reacción fue la típica del amante despechado: “!No te quiero volver a ver en mi vida!” y lo volteé de espaldas en el rincón, ¡Sí! Cuál alumno de primaria castigado.

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